Ni siquiera el que ha escrito un libro con un éxito desmedido sabe cuál es el secreto del éxito, porque si lo supiera escribiría enseguida otro. Bien, quizá me estoy excediendo un poco: ahí está gente como Danielle Steel y Corín Tellado, que han escrito un bestseller tras otro. Pero lo que sí es seguro es que nadie sabe explicar cómo hacerlo, porque Stephen King, que ha vendido casi tanto como Corín, dedicó un libro excelente a explicarnos su relación con el oficio (On Writing: A Memoir of the Craft, traducido como Mientras escribo, Plaza y Janés, 2001) y no parece que ninguno de sus lectores haya sido capaz de repetir su éxito. Para no hablar de los libros que se dedican a enseñar a escribir sin que sus autores sean millonarios en ventas, que superan ahora mismo los 1.200 en las estanterías de Amazon (y no habrá muchos menos en las españolas).
Pero hay un libro estadounidense que sí logró que varios de sus lectores escribieran otros de venta magnífica, aunque no era ese su objetivo, y que se rodaran películas con recaudaciones récord: La guerra de las galaxias, por ejemplo. The hero with a thousand faces se publicó por primera vez en 1948. Se vendió razonablemente bien, sin dejar de publicarse en cuarenta años, hasta que quien era su editora en los 1980, una tal Jacqueline Onassis, convenció a un influyente periodista televisivo, Bill Moyers, para que hiciera a su autor una serie de entrevistas, que se rodaron en la casa de George Lucas, y que convirtieron al libro en el más vendido del país durante varias semanas seguidas. Su autor, Joseph Campbell, murió antes de que las seis entrevistas fueran emitidas en 1988, con el título de The power of myth (luego a su vez convertidas en libro). La editorial mexicana Fondo de Cultura Económica lo había publicado en español (El héroe de las mil caras) en 1959 y no ha dejado de imprimirlo hasta hoy.

(El que el libro fuera un bestseller tras las apariciones de su autor en la televisión de la mano de un comunicador célebre parece abonar la tesis de que los bestsellers se fabrican a base de publicidad, pero hay que recordar que llevaba cuarenta años vendiéndose bien).
En El héroe de las mil caras Campbell, un estudioso de la mitología mundial muy influido por Carl Jung, presenta lo que llama el monomito, una única historia que todos los relatos de todas las culturas repiten con variaciones formales, pero sin abandonar el esquema fundamental. Que, muy resumido, es el siguiente: el héroe abandona su vida cotidiana para vivir la aventura, un recorrido donde sus conocimientos no son aplicables: para sobrevivir debe adquirir otros nuevos. Ayudado por un mentor, aprende a ganar aliados y a combatir enemigos hasta conseguir el elixir, con el que vuelve a la vida cotidiana del principio para darle nueva energía, renovando así el mundo.

¿Realmente todas las historias son la misma historia, como propone Campbell? Más bien no, y otros autores identifican mayor número de argumentos: tres (Foster-Harris), siete (Booker), veinte (Tobias), treintayseis (Polti)... parece que hay para elegir. Mi favorito es el veintiuno, que tan bien defienden Jordi Balló y Xavier Pérez en La semilla inmortal, pero lo que es relevante ahora es que el enfoque de Campbell ha sido extraordinariamente fecundo, ha generado mil libros en respuesta, varios de ellos superventas a su vez. Y, junto a este resultado no buscado, otro no deseable. Volveremos sobre ello.